La comunidad educativa tiene que estar preparada para la nueva normalidad y las aulas o la manera de dar las clases también deben adecuarse a ellas. Además, es necesario contemplar situaciones particulares como las escuelas infantiles o las de educación especial. También habrá que fijarse en las características propias de cada edad. Así, no será lo mismo tratar con niños de 0 a 6 años que con adolescentes. La población infantil presenta determinadas características como la imposibilidad de controlar la emisión de secreciones o de adoptar medidas de higiene personal que pueden facilitar el contagio. Entre los adolescentes de 12 a 18 años nos encontramos con unas características inherentes a su proceso madurativo que les hacen un grupo de especial vigilancia”, reza el plan estratégico.
No olvidar las principales claves para evitar el contagio. Mascarilla, higiene de manos y distancia física son los tres puntos que más hay que recalcar en esta vuelta y fomentar la ventilación frecuente de las aulas y espacios comunes, aumentar la limpieza de los espacios y objetos.
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